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jueves, 12 de enero de 2012

William B. Van Valin: conversaciones con Michael en Neverland (4 parte.)




TRUCO O TRATO CON MICHAEL Y LOS NIÑOS

Un año, Michael, Prince y Paris vinieron a casa por Halloween para hacer Truco o Trato con nosotros. Prince y Paris tenían disfraces como para no ser reconocidos. Michael llevaba gorro y máscara quirúrgicas, camisa de Spiderman, un estetoscopio alrededor del cuello, zapatos de Spiderman y parecía bastante reconocible bajo el disfraz. Sin embargo, nadie le paró para pedirle un autógrafo o hablar con él en toda la noche. Yo creo que de algún modo le gustaba que le reconocieran pero al mismo tiempo poder pasear libremente como cualquier otro. Digo esto porque le había dicho a Michael que se asegurara de venir después de que anocheciera en el coche azul y aparcara en mi plaza de aparcamiento. Bien, pues vino después del anochecer pero en la limusina blanca más grande que he visto jamás. Intentó aparcarla en el aparcamiento pero no cabía y el chofer tuvo que dejarla en la calle con gran trabajo también. Prince y Paris entraron en la casa con mi esposa y los niños y yo entré en la limusina con Michael. Le dije: “Se suponía que ibas a venir en el coche azul”. Él dijo riendo: “Oh! Pensé que dijiste que trajera la limo blanca” y se rió de nuevo.

Le pregunté: “¿Cómo esperas pasar desapercibido en esta cosa?” Los niños ya estaban llamando a las ventanillas y tratando de ver el interior. Él dijo: “Tengo un plan”. Abrió las puertas de la limo y dejó que pasaran algunos niños adentro. En ese momento no llevaba mascarilla ni estetoscopio sino una chaqueta negra con escudo dorado en el bolsillo sobre su camisa de Spiderman. Varios niños le preguntaron si era Michael Jackson, a lo que él contestó: ”No, solo me disfrazo de él por Halloween”. Los niños parecieron satisfechos con la respuesta y uno dijo: “Guau! Es un gran disfraz!” Algunos niños le preguntaron por la limo y lo guay que era. Michael dijo: “¿Quieres ver lo que hace?” y sin esperar respuesta dijo: “¡Mira esto, cierra las puertas!” Pulsó algunos botones y el estéreo empezó a sonar a toda potencia y pulsó alguno más y todo se llenó de niebla. Después puso la música aún más alta y encendió una luz que se sincronizaba con ella. Aquello parecía una discoteca. Michael les preguntó varias veces si les gustaba y creo que esa era la razón para esta limusina en particular. Tenía otras cuatro que podría haber llevado pero ninguna de ellas hacía lo que esta.

Michael y yo salimos después y fuimos a casa para ponerse el disfraz. Estaba tan entusiasmado como Prince y Paris por poder salir a jugar a truco o trato. Mi esposa tuvo que pararle varias veces para que no se fuera antes de ponerse bien su camisa, el cuello y los cubrezapatos para no arrastrarlos. Le ayudó con la máscara y el gorro tratando de hacerlo menos reconocible. Después le preguntó: “Entonces, ¿Quién eres?”

“Soy Spiderman… con algún añadido”. Respondió mientras tocaba el estetoscopio.

Salimos a hacer truco o trato por Ballard. La gente que reconoció a Michael le dejó en paz. Al día siguiente me dijeron que me habían visto con él paseando. Como a Michael no le gustaba que se tomaran fotografías en el rancho y no estaban permitidas las cámaras allí, la única fotografía que tengo con él es una que me dio. Siempre respeté las reglas y no le hice ninguna, incluso en mi casa.

Sin embargo hay un video mío y de Michael haciendo truco o trato sin que la persona interesada lo sepa siquiera. Un vecino mío estaba filmando a todo el mundo con la cámara cuando llegaban a su puerta. Los niños estaban delante pidiendo caramelos y Michael y yo estábamos hablando. De repente dijo a los niños: “Cámara!” Rápidamente sacó a los niños fuera del objetivo casi cayendo en el intento. Creo que todo fue grabado pero nunca les pedí a los vecinos que me lo enseñaran para ver si lo habían grabado.

DANNY BONADUCE Y DONNY OSMOND

A lo largo de los años que pasamos juntos hablamos de casi toda nuestra vida. Muchas historias las he olvidado pero afortunadamente muchas otras están todavía claras en mi memoria. Estábamos hablando una noche sobre la escuela superior. Le dije que había ido a una escuela de chicos en Los Olivos llamada Dunn School. Él la conocía y no quedaba lejos de su casa. Le dije que era parecida a la que hay frente a la entrada de su rancho llamada Midland School, excepto que ésta era mixta. Le pregunté a Michael a qué escuela superior había ido y me dijo que era un sitio especial en Los Ángeles para hijos de famosos y estrellas de cine. Aparentemente, esta escuela, como todas, tenía sus pandillas. Una de ellas era un grupo de “chicos duros” de los que Michael tenía miedo. Siempre tenía miedo de pasar delante de ellos cuando estaban dando vueltas por ahí. Sin embargo, el líder no oficial entre ellos era Danny Bonaduce, de la famosa Familia Partridge. Michael siempre se sentía aliviado cuando pasaba por delante de ellos y Danny le decía:

“Hey Michael”.

Decía que le hacía feliz que Danny estuviera allí porque sentía como “que nadie se atrevía conmigo porque antes tenían que preguntarle a él. Le estoy agradecido por cuidar de mí incluso aunque él no supiera que lo estaba haciendo”. En otra ocasión me contó Michael que estaban hablando él y Donny Osmond sobre la desvanecida carrera de éste. Dijo que Donny le preguntó: “Michael, ¿Qué debería hacer? ¿Cómo puedo volver a donde estaba?”

Le pregunté a Michael: “¿Qué le contestaste?”

Dijo: “Le dije: ‘Hazte arrestar’”.

Cuando Donny preguntó por qué, la respuesta de Michael fue: “Porque necesitas un empujón. Ya sabes, como adoptar la imagen de un chico malo sobre la de un buen chico. Créeme, eso es lo que haría, Donny”. Le pregunté a Michael: “Siguió tu consejo?” Michael dijo: “No, Dijo que no era una buena idea. Pero estoy seguro de que habría funcionado el truco”.

LA CASA DE LOS RECUERDOS


Michael me pidió un viernes por la noche que fuera a ver una película con él a las 10. Le pregunté a mi esposa si no le importaba y me dijo: “Ve y diviértete”. Aunque las películas en casa de Michael eran las mismas que ponían en los cines, era mucho más divertido salir a ver una con él. Llegué a casa de Michael y estaba en la puerta principal. Fuimos a través del comedor y la cocina hacia la puerta de atrás mientras charlábamos sobre los eventos del día. Subimos al Navigator y vi a Michael conducir por primera vez desde que lo conocí. Por consejo de sus abogados, a Michael no le permitían conducir fuera de la propiedad por, estoy seguro, un montón de razones. Seguramente la menos importante de todas ellas no sería que Michael no era un buen conductor.

Puso sus manos en posición diez y diez sobre el volante correctamente y condujo muy despacio. Acercó el asiento tanto que su barbilla estaba rozando la parte superior del volante mientras miraba sobre el mismo. Frenaba y aceleraba constantemente y se torcía y corregía incluso yendo en línea recta. Estaba más interesado en hablar que en conducir y me miraba mientras me hablaba. Esa noche en particular recuerdo que vimos una de las películas de la saga del Señor de los Anillos que acababa de estrenarse. Recuerdo que me serví helado con sirope de chocolate y almendras picadas. Cogí algunas palomitas y coca cola y fui a reunirme con Michael que se había adelantado. Michael nunca hablaba mucho durante las películas salvo para hacer algún comentario sobre cómo se hizo un plano en particular o para opinar sobre las técnicas utilizadas en la película.

Cuando terminó la película me dijo Michael: “Barney, vamos a ver la casa de los recuerdos. Te dije una vez que te llevaría. No he estado allí desde hace más de un año y ahora es probablemente un buen momento”. Así que nos dirigimos hacia la casa frenando y acelerando, pasamos la estación de tren y subimos una colina al oeste de la propiedad donde nos detuvimos en una casa pequeña rodeada de robles.

El salón estaba lleno de pilas de grandes libros encuadernados en piel atados y del tamaño de un periódico. Trofeos y carteles adornaban las paredes. Michael cogió un gran libro y yo cogí otro y empezamos a verlos. Eran artículos sobre los Jackson 5, Michael, Janet y su familia. De vez en cuando Michael encontraba algo que le hacía reír o decía: “Barney, mira esto”. Y me leía un artículo. De todas las cosas que leí y hablamos esa noche solo puedo recordar una claramente. Michael estaba mirando una fotografía de los Jackson 5 de una actuación en el Este cuando comentó: “Sabes, en ese tiempo cuando actuábamos, la gente nos arrojaba dinero al escenario y nuestro padre nos dejaba coger todo el que pillábamos. Era estupendo porque no tenía dinero si no era de esa manera. Cuando el dinero estaba en el escenario bailábamos alrededor, lo agarrábamos y lo metíamos en nuestros bolsillos. Me encantaba porque miraba el dinero en términos de cuantos caramelos me podría comprar”. Le aseguré que yo hacía exactamente lo mismo con mi dinero cuando era niño. “Algunas noches conseguíamos mas de treinta o cuarenta dólares así”.

Le dije: “Recuerdo que conseguía un cuarto de dólar por cortar el césped y pensaba que era rico. No me puedo imaginar lo que eran treinta o cuarenta dólares. Recuerdo que gastaba el cuarto de dólar en treinta y cinco piezas de chicle Double Bubble o la misma cantidad de tiras de regaliz. Después de ir a ver las demás habitaciones y armarios de la casa nos aburrimos y nos dimos cuenta de que teníamos hambre. Eran las 3 de la madrugada. Miré a Michael y dije sonriendo: “¿Sushi?” Él dijo: “Vamos”. Por supuesto los dos estábamos pensando en la bandeja del refrigerador que Michael hacía preparar diariamente para estas ocasiones.

SUSHI CON MICHAEL


Michael casi nunca se cansaba y siempre estaba preparado para comer por las noches cuando no podía dormir. Así que frenando y acelerando, bajamos a la casa principal y entramos por la puerta trasera de la cocina. Saqué la bandeja del frigorífico y la puse en la barra de bar que había frente a la cocina.  Cuando digo frigorífico la gente probablemente imagina uno de esos que hay en sus casas, pero como todo en la casa de Michael, este era diferente. Este tenía cinco puertas de cristal y ocupaba una pared entera en la cocina. Había toda clase de bebidas frías que se pueda imaginar y aproximadamente un estante para cada tipo de ellas, zumos, refrescos, agua, soda… De hecho, la bandeja de sushi no tenía sitio. Siempre la ponían sobre las bebidas de soda.

Michael quería zumo de manzana y yo tomé Perrier. Como ya mencioné, nunca vi a Michael beber alcohol y nunca le escuché hablar mal. Mientras comíamos, Michael cogió un sushi de gambas y preguntó: “Barney, ¿es cierto que las gambas tienen una pequeña línea de…?” se detuvo buscando la palabra y dijo: “¿…doo doo a lo largo de su espalda?” Pasando su dedo a lo largo de la gamba. Me reí bien alto y él también. Puedo decir que no estaba muy seguro. Le dije: “Sí, es cierto Michael. Pero tus cocineros se han asegurado de quitarla antes de poner la gamba en el arroz. No tienes que preocuparte. Te la puedes comer con seguridad”. De allí nos fuimos a su habitación donde decidimos abrir y ver algunas de las grandes cajas que habían llegado el día anterior. Estaban alineadas en el pasillo que llevaba a su cuarto y había por lo menos diez de diferentes tamaños. Estaban llenas de libros (una de las cosas favoritas de Michael) que había pedido por catálogo. Mientras Michael abría una y yo otra, me dijo que siempre había soñado con tener una gran biblioteca llena de sus libros favoritos y tenía muchos.

Mientras miraba en una caja saqué un enorme libro de tapas duras sobre arte y arquitectura Barroca y Rococó. Siendo este uno de nuestros mutuos intereses, este era uno de los que principalmente habíamos estado buscando de entre la pila de libros. Nos sentamos a verlo en su habitación página por página. Muchas de las fotografías eran lugares en los que él ya había estado. Me dijo: “Creo que hay aquí una fotografía de una fabulosa puerta de entrada de hierro forjado”. Poco después volvió una página y dijo: “Esta es”. Señaló lo que sin duda alguna era el más hermoso trabajo de hierro forjado que habían visto mis ojos. Partes de ella habían sido hechas con láminas de oro como las puertas de Neverland. Michael dijo: “Voy a hacer una copia de estas para las puertas que dan al lago. Quitaré esas y pondré una copia de estas”. Él sabía todo acerca de quien las hizo y donde se encontraban. Incluso trató de comprarlas. “Intenté comprarlas una vez hace muchos años pero no estaban a la venta a ningún precio. Lo sé porque ofrecí bastante”.

Para aquellos interesados en verlas pueden buscar en Google: Puertas de hierro de la Plaza Stanislas. Están en una ciudad llamada Nancy en Francia y fueron la inspiración para la portada del libro. Una tarde estábamos mi esposa y yo con Michael en la biblioteca mirando ese libro. Michael la miró y dijo: “Criss, voy a pedirte algo y tienes que decir que sí”. Hacía esto muchas veces y siempre quería decir que quería darte algo o enseñarte algo que sabía que te gustaría.

Ella preguntó: “¿De qué se trata?”

Él dijo: “No, no dijiste la palabra mágica”.

Se corrigió a si misma diciendo: “¿De qué se trata, por favor?”

Él dijo riendo: “No, sí es la palabra mágica”.

“Ok, sí entonces”. Dijo ella riendo.

“Quiero darte este libro. Sé que te gusta este tipo de arquitectura porque me lo has comentado alguna vez”. Dijo. Le pidió que se lo dejara y abriéndolo por la primera página escribió: “Para Criss, Todo mi amor a la primera familia de amor. Con Amor, Michael Jackson”. Michael sabía que me mantenía con él toda la noche en muchas ocasiones. Durante el curso de nuestro vagabundeo nocturno se le fijó la idea de que mi esposa no estaba entusiasmada con el hecho de que estuviera fuera toda la noche, aunque fuera con Michael Jackson. Por lo tanto creo que el libro fue una forma de disculpa en son de paz por separarnos algunas veces.

LA OPINIÓN DE CRISS

Un día no hace mucho tiempo, Criss y yo estábamos almorzando y hablábamos de este libro. Le pregunté: “¿Si tuvieras que definir a Michael con una palabra, cual sería?” Pensó durante un minuto y dijo: “Es difícil pero yo diría que ‘Exuberante’ es la palabra y creo que la portada trata de reflejar eso”. Estuve de acuerdo. Estuvo callada durante un minuto y después me miró y dijo: “La cuestión es que con Michael no se trataba de que fuera una persona famosa. Si él nunca se hubiera convertido en famoso te habría impactado de la misma manera, no importa lo que hiciera. Era adorable solo el hecho de estar a su lado. Amo cada minuto que pasamos juntos. Era encantador y divertido y soy afortunada de haber podido contar con él como amigo”.

Traducido por Bluesaway para MJ Hideout