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jueves, 13 de septiembre de 2012

Joseph Vogel: como hizo Bad Michael Jackson


La historia de cómo el histórico álbum, que ya tiene 25 años y en menos de una semana estará listo el set de los tres discos, fue falseada por la respuesta violenta, “W**** J****”, contra la estrella del pop.

1ª parte: En la cumbre de su fama, Michael Jackson desapareció.

En 1984, parecía estar en todas partes: En MTV y en los anuncios de Pepsi, en los Grammy y en la Casa Blanca, en Rolling Stone y en la revista Time y por todo Estados Unidos con el Victory Tour. El siguiente año, sin embargo, aparte de una breve aparición en “We Are The World”, no se le vio en ninguna parte. “El año 1985”, escribió Gerri Hirshey para Rolling Stone, “ ha sido un agujero negro para los seguidores de Michael, que fueron testigos de la desaparición más espectacular desde que el cometa Halley se dirigió hacia el lado más lejano del sistema solar en 1910”. Fue un movimiento estratégico de un artista que comprendió el poder de la anticipación y de la mística.

1986 fue más de lo mismo. Se dijo de Jackson que era un ermitaño en su “escondite” e hizo pocas apariciones públicas.

En su ausencia llegó un aluvión de fantásticas historias sobre altares, cámaras hiperbáricas y huesos del Hombre Elefante. La mayoría de ellas eran inofensivas (y en realidad divertían a Jackson), pero había un lado oscuro en el contragolpe de los medios. Jackson se había convertido en el afro americano más poderoso en la historia de la industria del espectáculo. No solo había construido un imperio a través de sus álbumes con aplastantes records, mas los vídeos y las actuaciones, había resucitado las fortunas de CBS/Epic records, recargado de vida a la MTV y establecido la barrera para el espectáculo en directo. También se reservó inteligentemente todas las ganancias y la propiedad de sus grabaciones originales y con la ayuda de su abogado, John Branca, adquirió derechos de publicación, incluidas canciones de Sly and the Family Stone, Ray Charles y, por supuesto, la joya de la corona de la música popular: el catálogo ATV/Beatles.

No es coincidencia que en este preciso momento fue cuando la marea empezó a cambiar. Desde los pesos pesados de la industria y los medios, a partes iguales, había ahora sospechas, resentimiento y celos. Estaba claro que Jackson no era simplemente un ingenuo hombre-niño (como le presentaban a menudo), o un hombre que canta-y-baila, que conocía y aceptaba su lugar como un estático y sumiso “animador”. Era más listo que algunas de las más poderosas figuras de la industria. Estaba creciendo artística y financieramente. Y estaba empezando a aprender cómo ejercer su considerable poder e influencia cultural para fines sociales y políticos.

“No va a ser perdonado a la ligera por haber volteado tantas mesas”, escribió James Baldwin en 1985, “porque con toda seguridad se llevó el premio gordo y el hombre que saltó la banca de Montecarlo no tiene nada que hacer con Michael. Todo ese ruido es sobre América; como la deshonesta guardiana de la vida y salud de los negros; los negros, especialmente los hombres, en América, y de la ardiente y sepultada culpa americana, y del sexo y los roles sexuales y del pánico sexual, y del dinero, éxito y desesperación…”

La respuesta violenta, pues, no fue simplemente por las excentricidades de Jackson. Era también por el poder, el dinero y formas más sutiles de dominación cultural e institucional. En décadas precedentes a Jackson, como expuso James Brown, los artistas negros estaban todos demasiado a menudo “ en el espectáculo, pero no en el negocio del espectáculo”. Ahora Jackson era una fuerza financiera con la que tenían que vérselas. Su estatus, sin embargo, le convirtió también en un enorme objetivo.

Comenzando en 1985, los medios fueron cada vez más despiadados con el artista. “Ellos desean nuestra sangre, no nuestro dolor”, escribió Jackson en una nota en 1987. Los tabloides empezaron a menospreciarle con el apelativo de “Wacko Jacko” (un termino que Jackson despreciaba). Fue un término aplicado a la estrella en primer lugar por el tabloide británico, The Sun, en 1985, pero su etimología viene de mucho más atrás. “Jacko Macacco” era el nombre de un famoso mono usado en peleas de monos en Westminster Pit, en el Londres de 1820. Por consiguiente, el término Jacco o Jacco Macacco era propio del slang cockney para referirse a los monos en general. La palabra persistió en el siglo veinte como “Jacko Monkeys”, juego popular de niños en los años 50 en Gran Bretaña. Seguía siendo popular en los hogares británicos de los 80.

El termino “J****”, por tanto, no surgió de la nada, y ciertamente no era una palabra afectuosa. En los años siguientes sería usada por los tabloides y por los principales medios de un modo que no dejaba duda de sus intenciones. Incluso para aquellos que no tenían conocimiento de sus raíces y connotaciones, era obviamente usado para “distinguir”, humillar y degradar a su objetivo. Como en la escena del Hombre Invisible en “Batalla Real” de Ralph Ellison, era un proceso por el cual se reduce a Michael Jackson, el ser humano y artista a un “J****”, el espectáculo juglaresco para una avariciosa diversión. (Es significativo hacer notar que , mientras la palabra fue usada ampliamente por los medios blancos, fue usada raramente, si no lo fue nunca, por los periodistas negros).

Este fue el trasfondo agorero que empezó a girar en torno a Jackson y tuvo un impacto tanto en su psique como en la del público. (particularmente en los Estados Unidos). La tensión entre control y liberación o escape se filtra a través del álbum Bad y los vídeos que le acompañan. En el corto para “Leave Me Alone”, por ejemplo, Jackson expresa profundamente la carnavalesca realidad de su vida como artista tratado como un objeto. Inspirado en parte en “Los Viajes de Gulliver”, de Jonathan Swift, un Jackson más grande que la vida está literalmente atrapado en un parque de atracciones con perros trajeados para mantenerle en su lugar. Más adelante, en el video canta desde los periódicos, los billetes de dólar y desde las historias reconstruidas por los tabloides. Es un examen perspicaz y consciente de sí mismo (y de la sociedad) de la cacería, explotación y doble percepción en la era posmoderna.

Parte de la “desaparición” de Jackson, pues, tenía que ver también con las realidades de su vida. Ya no podía pasear libremente por el mundo sin ser acosado, escrutinizado y diseccionado. Se retiró en su trabajo. Desde 1985 hasta 1987, lejos del ojo público, estaba escribiendo y grabando prolíficamente. Las sesiones de Bad generarían finalmente más de 60 canciones en varios estados de terminación. En un momento dado consideró lanzar un triple álbum.

Jackson llamaba a su estudio de Hayvenhurst “El Laboratorio”. Aquí fue donde se creó la magia con un pequeño grupo de músicos e ingenieros, incluidos Matt Forger, John Barnes, Chris Currell y Bill Bottrell (a menudo referidos como el “Equipo-B”). Se ha convertido ahora en leyenda que Jackson escribió en el espejo de su cuarto de baño “100 millones”, el número de copias de Bad que esperaba vender. Era más del doble de lo que Thriller había vendido hasta el momento. Tal era el alcance de la ambición de Jackson.

Sin embargo, no era solo éxito comercial lo que buscaba. Jackson quería innovar. Les dijo a sus colaboradores que quería crear sonidos que el oído no hubiera escuchado jamás. Nuevos y excitantes sintetizadores entraban en escena en aquel momento, incluido el Fairlight CMI y el Synclavier PSMT. “Esto nos abría realmente hacia otro ámbito de creatividad”, recuerda el ingeniero Matt Forger. “El Fairlight tenía ese lápiz luminoso que podía dibujar una onda en la pantalla y te permitía modificar su forma. El Synclavier era solo una extensión de aquel. Muy a menudo terminábamos combinando dos elementos de sintetizadores para crear un único carácter. Podías hacer eso en el Synclavier, pero también podías ser capaz de ajustar con un excelente incremento el ataque de cada sonido. Y haciendo esto, podías realmente crear sonido. Estuvimos haciendo muchas muestras y creando nuevos sonidos y después creamos una combinación de muestras de sonidos mezcladas con un sintetizador FM”.

Jackson estaba fascinado con estas nuevas tecnologías y constantemente atento a la búsqueda de nuevos sonidos. El sonido que abre “Dirty Diana”, por ejemplo, fue creado por Denny Jaeger, un experto con el Synclavier y diseñador de Bay Area. Cuando Jackson escuchó hablar de Jaeger y su biblioteca de nuevos sonidos y sonidos ambientales, lo alistó para Bad. Los sonidos de Jaeger aparecieron en “Dirty Diana” y en “Smooth Criminal”. “Michael siempre estaba buscando algo nuevo”, dice Forger. “¿Cuánto material podíamos investigar o inventar por nosotros mismos? Había un montón. Y de eso se trataba El Laboratorio”.

Lo que hace al álbum Bad tan intemporal, sin embargo, es el modo en que Jackson fue capaz de cumplimentar esta innovación tecnológica con cualidades más orgánicas y conmovedoras. En “The Way You Make Me Feel”, por ejemplo, el incesante movimiento steel-shuffling del ritmo está yuxtapuesto con toda clase de improvisaciones naturales que dan a la canción su encanto: ad-libs vocales, chasquidos de dedos, armonías de blues, gruñidos y jadeos, exclamaciones. El ingeniero de grabación Bruce Swedien, habla de cómo dejaba todos los hábitos vocales de Jackson como parte de “todo el cuadro sónico”. No quería dejar la canción “asépticamente limpia” porque perdía su efecto visceral.

En muchas maneras, Bad fue la mayoría de edad de Jackson como artista. Quincy Jones le alentó al principio para que escribiera todo el material y Jackson respondió escribiendo nueve de las once canciones que entraron en el álbum y docenas más que quedaron fuera de él. “Estudia a los grandes y te convertirás en el más grande”, escribió en una nota para sí mismo. Él hablaba de la “anatomía” de la música, de diseccionar sus partes. También estaba leyendo bastante, incluida la obra de Joseph Campbell. Quería comprender que simbolismo, mitos y motivos resonaban sobre el tiempo y por qué.

Para el momento en que llevó las demos a los Estudios Westlake, para trabajar con Quincy Jones y Bruce Swedien (el Equipo A), la mayor parte de los elementos clave de las canciones estaban en su lugar. Ahora se trataba de los detalles: pequeñas pinceladas de color, pulir, aumentar, y para disgusto de Jackson, cortar. El ingeniero ayudante Russ Ragsdale estima que se usaron más de 800 cintas multipistas para crear Bad, un número extraordinario. Un montón de sintetizadores llenaban la sala de pistas en donde Jackson trabajaba a menudo con el programador John Barnes. Las vocales eran regrabadas hasta que Jackson se quedaba satisfecho. Jackson, Quincy Jones y Bruce Swedien continuaban modificando y debatiendo decisiones hasta el último minuto antes de la fecha límite.

Y la misma atención fue hacia sus cortos cinematográficos. En sus notas sobre el vídeo Bad, Jackson indicaba que aún no estaba del todo satisfecho con la coreografía. Los movimientos debían estar tan interiorizados que no había que pensarlos en absoluto. Tenía que diluirse en los pasos y la música hasta que se convirtiera en puro sentimiento.

Mucha gente todavía no se da cuenta de la aportación que Jackson ofrecía a cada detalle de su trabajo, desde la coreografía hasta la iluminación, hasta el vestuario y la historia. Mientras ensayaba para el corto “Smooth Criminal”, Jackson explicaba elocuentemente al director Colin Chilvers y al coreógrafo Vincent Paterson la tensión y la liberación que él esperaba lograr en el puente. “Es por lo intensificamos en la cima y después vamos rebajando”, decía dando instrucciones. “Entonces, en la cumbre (efectos de sonido con la boca), con notas altas de las cuerdas. Algo simplemente para dejarse llevar por la emoción que no hemos dejado dentro (efectos de sonido con la boca). Como una trompeta o algo, sabes… para dejarse llevar por el sentimiento… quiero que la música represente el modo en que nos sentimos… que dicte nuestra emoción, nuestros estados de ánimo. Estamos expresando el modo en que cada uno se siente. Es rebelión. ¿Sabes lo que quiero decir? Estamos dejando salir lo que siempre quisimos decirle al mundo. Pasión, ira y fuego”.

25 años después los resultados hablan por sí mismos. Vídeos como “Bad” y “Smooth Criminal” están entre los de mayor calidad que los medios tienen para ofrecer. Canciones como “Man in the Mirror”, “The Way You Make Me Feel”, “Dirty Diana” y “Another Part of Me” son básicas en el amplio catálogo de Jackson. Escuchar el álbum remasterizado, incluido en el set de tres CDs que sale el 18 de septiembre, es un recuerdo de su singular gusto y personalidad. Escuchar sus propulsivas líneas de bajo, las capas de ritmo, el experimento vocal, la narrativa cinematográfica, las exclamaciones que llevan su firma y el vocabulario inventado, la pura vitalidad y alegría. Este es el pop en mayor dinamismo y queda, junto con el mejor trabajo de Prince, como uno de los mejores álbumes de los 80.

Bad es el retrato de un artista en la cima del atrevimiento, creatividad y confianza. Ahora y entonces, “el mundo entero tiene que contestar” (the whole world has to answer”).

Aborto, Fama y “Bad”: Escuchando las demos inéditas de Michael Jackson

Joseph Vogel

Las historias detrás de los temas que finalmente verán la luz en el disco reeditado para el 25 aniversario.

2ª Parte

A finales de 1986, Michael Jackson estaba paseando por el Estudio D de Westlake audio, cantando para sí mismo: “Me siento tan mal, me siento realmente mal, Dios, la música me hace sentir bien”. “En ese momento, no teníamos ni idea de que el nombre del disco iba a ser “Bad”, bromea el ingeniero ayudante, Russ Ragssdale. No era la única revelación para el equipo en Westlake. Resulta que en el intervalo entre Thriller y el comienzo oficial de las sesiones de Bad, Jackson había escrito unas 60-70 canciones nuevas. Once acabaron en el álbum oficial, dejando numerosos grandes temas en la sala de montaje en varias etapas.

A lo largo de los dos últimos años, bajo la dirección de los albaceas de Jackson, un equipo ha estado archivando y digitalizando cuidadosamente estas demos. “Algunos de los temas que encontramos eran grabaciones de los primeros tiempos”, dice el co-albacea John Branca. “Algunas estaban en realidad tan completas que cualquier otro artista, excepto Michael Jackson, podría considerarlos terminados. Y otros estaban en el término medio”. De ellos, seis demos fueron elegidas para el disco 2 de próxima salida, Bad 25 box set (18 de septiembre).

Recientemente tuve la oportunidad de escuchar en exclusiva estas demos inéditas. Me quedé impresionado por lo terminados y agradables que son. No son meros fragmentos de canciones. Aunque la producción en un par de ellos suena un poco anticuada, todas tienen grandes estribillos y gancho. Lo que las hace realmente especiales, creo, es su autenticidad. A ninguna se le ha dado un moderno retoque.

Lo que ofrecen es un más íntimo retrato de Jackson, el artista, de alrededor de los años 1985-87. Escuchamos sus ideas, su calidez, su dolor, su humor y su energía. La mejor de todo el puñado, para mí, es la bella balada mid-tempo, “I’m So Blue”, aunque se podría hacer fácilmente un paquete con los ritmos punteros de los temas “Price of Fame” y “Al Capone”. Cada una de estas seis demos (y dos más que habían sido previamente publicadas) contienen su propia y única huella; y lo más importante, todas son 100% verdadero Michael Jackson, sin adornos.

Lo siguiente es una reseña tema por tema con la visión adicional del ingeniero de grabación y amigo durante mucho tiempo de Michael Jackson, Matt Forger:

“Don’t Be Messin’ ‘Round”

Escribí en profundidad sobre el making of de este pegadizo tema estilo Bossa Nova en junio; cuando salió como cara B de la balada de Jackson “I Just Can’t Stop Loving You”, nº 1 en las listas. Un favorito de los fans (y una canción en la que Jackson trabajó muchos años y por la que sentía gran afecto), es apropiado para abrir esta colección. Algún día sería fascinante para los oyentes escuchar la versión extendida (muchas de las canciones y demos de Jackson tienen versiones largas que han sido cortadas a regañadientes a instancia de Quincy Jones), así como sus posteriores reencarnaciones.

Matt Forger: “Lo que me gusta de estas demos es la crudeza. Michael tenía la libertad de expresarse sin pensar: ‘Oh, Quincy va a criticarme las vocales, o, tiene que estar perfecto’. Era simplemente Jackson sin cortarse, experimentando, divirtiéndose”.

“I’m So Blue”

Esta es una sencilla pero hermosa balada sobre cantar para mantener alejada la tristeza. Es lánguida, y el sentimiento melancólico está aumentado por el suntuoso teclado de fondo, etéreas cuerdas y conmovedora armónica. Evoca un cálido atardecer de verano mientras Jackson narra una historia de amor perdido. “He cantado durante mucho tiempo”, se lamenta. “Aún estoy llorando/Dime qué debería hacer”. El estribillo sin letra (sha da da da da da da) es un resignado susurro. Como los viejos cantantes de blues, se refugia en la música de su tristeza y soledad.

Matt Forger: “Esta es una canción en la que Jackson trabajó conmigo y con Bill Bottrell. Ya fue mezclada en esa época. Es un mid-tempo, melancólica, de ese tipo de canción para un día lluvioso frente a la chimenea. Tiene cierta reminiscencia a Stevie Wonder; por la armónica, la tonalidad. Stevie formó una buena parte de la vida de Michael, no es extraño que vieras su influencia en su trabajo”.

“Abortion Papers”

Jackson no es el primer artista que explora en el controvertido tema del aborto en una canción. Ha aflorado en trabajos de Neil Young, Madonna, Sinead O’Connor y Lauryn Hill, entre otros. En “Abortion Papers”, Jackson se aproxima al asunto cuidadosamente (y ambiguamente): mejor que presentar una perspectiva políticamente dogmática, la personaliza a través de la historia de una chica criada en un hogar profundamente religioso y su represivo-bíblico padre.

En las notas sobre el tema, Jackson escribió: “tengo que hacerlo de un modo que no ofenda a las chicas que han sufrido abortos ni provocarles sentimientos de culpa, de modo que tiene que hacerse cuidadosamente…. Tengo que pensar bien en ello”. Jackson narra el tema con una voz fuerte y apasionada. Irónicamente, la principal desventaja del tema es su atractivo. Se siente un poco extraño querer bailar y cantar con una canción sobre el aborto, pero eso es exactamente lo que inspira su adictivo ritmo. Felicitaciones a Jackson por intentar enfrentarse a un tema tan sensible de un modo tan considerado, aunque parece que ni siquiera él estaba completamente seguro de cómo le sonaría a los oyentes.

Matt Forger: “Esta fue una canción que inicialmente perdimos durante el archivado. Se titulaba ‘Song Groove’ en la cinta y por eso la pasamos por alto. Una vez que nos dimos cuenta de cual era, empezamos a unir las piezas. Fue grabada por Brian Maloof y Gary O., un par de ingenieros que trabajaron con Michael por un breve tiempo. Cuando la escuchamos sabíamos que podía ser controvertida, especialmente con lo que estaba pasando políticamente. Pero cuando escuchas la canción, hay una historia que debe ser contada. Michael realmente reflejó cómo debería aproximarse al tema. No estaba seguro de cómo narrarlo. Hay diferentes variaciones en las vocales; él no quería juzgar. Era muy claro respecto a eso. Pero quería presentar una situación complicada y real”.

“Free”

“Tengo que ser libre”, exclama Jackson al final de esta alegre y simpática balada. Su brillante y entrecortada voz vuelve la atención a la desenfadada vitalidad del Jackson de la época de Off The Wall. Los versos de esta canción estaban claramente siendo trabajados, pero el estribillo (“Libre, libre como el viento/Volar como el gorrión…”) y las armonías son suficientes para escaparse de las preocupaciones del día. Bonita canción.


Matt Forger: “Había veces que al volver atrás y escuchar este material era realmente una experiencia muy emotiva para mí. Ese fue especialmente el caso cuando empecé a trabajar en la canción ‘Free’. Cuando escuchas esta canción, escuchas el espíritu y la alegría de Michael. Es cruda, suelta, es él en su elemento, haciendo lo que le gustaba hacer. La primera vez que la escuché me vine abajo. Así es como era casi todos los días”.

“Price of Fame”

Uno de los temas recurrentes en la obra de Jackson; dominante en el álbum Bad y en sus descartes, trata sobre estar al control contra estar controlado. Dada la naturaleza de su vida -particularmente después de Thriller- esta preocupación tiene sentido. ¿Cómo mantiene su identidad, su cordura, su privacidad entre tal sofocante escrutinio, adulación y expectación? De ese contexto llega la oscura reflexión psicológica “Price of Fame”, con su apertura al estilo “Spirits in a Material World” de Police y los versos a lo “Billie Jean” (hay también unos acordes con ecos de “Who Is It”).


“Mi padre me dijo siempre que no viviría una vida tranquila”, se lamenta, “si vas buscando fama y fortuna”. La letra de principio a fin está empapada en dolorosa ironía. En donde “Billie Jean” transmite una súplica de su madre: “cuidado con quien amas”, aquí es el padre el que domina con severas sentencias sobre las realidades del negocio del espectáculo. “Es el precio de la fama”, canta Jackson en el coro. “Así que no sientas dolor/Es el precio de la fama/De modo que no te quejes nunca”. Aunque la producción de la canción no está completa para los estandars de Jackson, ofrece una poderosa vocal (escuchen el modo en que muerde la letra en :”¡Mi padre nunca miente!”). Es una notable yuxtaposición entre la dicha fácil del tema previo, revelando por qué está tan desesperadamente anhelante por volar y ser “libre”.


Matt Forger: “Bill [Bottrell] y yo trabajamos en este y creo que esta es la mezcla de Bill de aquella época… se puede decir que es una canción cargada de emoción. Está claramente basada en su experiencia. Pero Michael hacía a menudo canciones basadas en su experiencia pero mezclada con otros personajes y la experiencia de otras personas también”.

“Al Capone”

“Al Capone” es como una combinación entre smooth criminal, streetwalker y dangerous (prácticamente nada). En ambos caso, sin embargo, Jackson toma elementos que le gustaban y los transformaba en algo completamente nuevo. Es un testimonio del instinto, paciencia y trabajo ético de Jackson. Aunque esta primera versión tiene un gran potencial (y probablemente hubiera salido al mercado así por muchos contemporáneos de Jackson), continuó trabajando en ella y acabó siendo el clásico intemporal que es “Smooth Criminal”. La demo demuestra también la habilidad extraordinaria que Jackson tenía para hacer estribillos pegadizos. Escuchas esas armonías en falsete y se repiten en el cerebro.

Matt Forger: “Este es un ejemplo de una canción donde una parte de ella inspira la siguiente versión de la canción. Han habido muchos casos donde Michael ha hecho eso; donde se detiene en una canción y refina conceptos o letras o melodía. La línea de bajo en “Al Capone” se puede ver como evoluciona hacia “Smooth Criminal”. Y todo el tema del gangster continúa; aunque a medida que evoluciona se trata menos de una figura en particular y más sobre una situación y una historia. También se puede escuchar a Michael experimentar con el staccato en la voz, este juego de palabras rápido que usaría más adelante”.

“Streetwalker”

“Streetwalker mantiene su puesto como el mejor de los descartes de la época Bad. (seguido de cerca por el inacabado y sobresaliente “Cheater”). Aunque fue publicado por primera vez en 2001, en la edición especial de Bad, está bien tenerlo en esta colección, ya que encaja perfectamente con el otro material del álbum y será escuchado ahora por unos millones más de oyentes. Jackson de hecho lo quería para la alineación final de Bad, pero finalmente cedió ante Quincy Jones con “Another Part of Me”. La canción presenta una línea de bajo asesina, un relleno de armónica bluesy y una vocal clásica de Jackson.

“Fly Away”

También publicada originalmente en la edición especial de Bad de 2001, esta hermosa balada es pura dicha hecha sonido. A diferencia de algunas de las demos primeras de Hayvenhurst, la producción aquí es limpia y exhibe la voz de Jackson de un modo sublime, está tambien la version cantada por su hermana Rebbie Jackson

Remixes:

Hay un puñado de remixes al final del disco 2, con la intención, sin duda, de introducir a Jackson en una nueva generación de oyentes. Con diferencia, el mejor entre ellos es el remix arrollador, de alta energía, “Speed Demon”, de Nero. Parece que podría ser un éxito de radio o de disco actual.


información y traducción por Bluesaway para MJhideout

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