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miércoles, 25 de mayo de 2011

Michael Thomas -maquillador en THE WIZ- Memorias de Michael


"por favor, no me hagas reír y hechar a perder mi maquillaje..gracias, Michael Jackson"....
¡¡¡¡aayyyyy cositaaaa!!!

Michael Thomas y Michael Jackson murieron con dos meses de diferencia. Michael Tomas murió el 25 de agosto de 2009. Antes de su repentina partida compartió sus recuerdos de cuando trabajó como maquillador en la película The Wiz.

“Cada mañana comenzaba el maquillaje de Michael colocándole un gorro para mantener en su lugar el pelo, todo hecho de pequeñas trenzas. A continuación, le aplicaba las piezas de espuma de latex: Una pieza en la frente, dos piezas en las mejillas, una pieza en la nariz (que supuestamente debía parecerse al envoltorio de unas Reese’s peanut butter cups –galletas de mantequilla de cacahuete), una pieza en el mentón y un cuello arrugado. Esto lo hacía por la mañana y debía mantenerse así durante todo el día.


Como el Espantapájaros era como un personaje de dibujos animados, Michael hacía muchos gestos faciales exagerados para darle vida. Esos ejercicios faciales se veían geniales, pero aflojaban las piezas, de manera que tenía que volver a pegarlas y a repintar el maquillaje. Para retirarlo al final del día, me colocaba detrás de Michael, levantaba la parte trasera del gorro y lo iba retirando hacia arriba. Normalmente solía salir de una sola pieza.

Entonces me escondía detrás de su silla para que no me viera a través del espejo, ponía el gorro (que parecía una máscara espeluznante en ese momento) en mi mano, lentamente la levantaba por detrás de su cabeza y lo zarandeaba, diciendo al mismo tiempo: “OOODLE-OOODLE-DOOODLE-DE-OOOOHHH!!” y él se reía como un loco, como si fuera una de las cosas más divertidas que había visto nunca. Yo disfrutaba de verdad con su sentido del humor infantil, con cualquier tontería que hacía o decía le hacía reír con ganas. Después le retiraba el resto del maquillaje, junto con el pegamento y los adhesivos que llevaba. Nos íbamos a casa y listos para un nuevo día de rodaje.


Un día mientras hablábamos, le dije a Michael que cuando era pequeño aprendí a dibujar yo solo, lo que se convirtió en el comienzo de mi profesión como maquillador. Me pidió un ejemplo y dibujé un boceto de Frankenstein. Le gustó. Me dijo que él y sus hermanos solían jugar a un juego que consistía en que uno de ellos dibujaba unas líneas abstractas y le pedía a uno de los hermanos que dibujara algo concreto, un coche de bomberos, un árbol… y el otro debía completar el dibujo en un tiempo determinado.


Cuando jugaba a esto con Michael trataba de burlarme y le dibujaba unas cuantas curvas que no sugerían para nada a un gato. De modo que le decía: “adelante, pinta un gato con estas líneas!” Y en 30 segundos había dibujado un gato, no como yo lo habría hecho, de pie sobre las cuatro patas, sino un gatito curvado dormido. Después me dibujó un par de bocetos que me quedé con su permiso. Uno de ellos era la cara de un hombre, bastante impresionista y con extrañas similitudes con su propia cara tiempo después.

Le pedí a Michael que viniera a cenar a casa una noche. Lo mantuvimos en secreto porque ya por entonces, con 19 años, era muy conocido. Así que llegó a casa con su guardaespaldas Spence. Teníamos pollo asado para cenar y, a petición de Michael, Stove Top Stuffing (una mezcla de cereales preparados como guarnición), a los cuales les llamaban en Gary, Indiana, el “aderezo”. Cuando comía, lo hacía a fondo: tenía comida en la cara, en la mesa, en la ropa. Era muy apasionado con todas las cosas que hacía y supongo que comer era una de esas cosas.

Lo pasamos muy bien aquella noche. Como toco un poco la guitarra, le estuve enseñando a tocar unos acordes con mi guitarra acústica. Él siempre había admirado a la gente que podía tocar algún instrumento musical y fantaseaba a menudo con ser el guitarrista de una banda de rock and roll. De manera que conocí un poco al gran Michael Jackson.

Me dijo una vez que cualquier cosa que estuviera haciendo –trabajar en una película, en un disco, actuando en el escenario- esa era la cosa más importante de su vida mientras la estaba haciendo. Y realmente lo demostró. No importa qué estuviera haciendo, su talento hablaba –y cantaba y bailaba- por sí mismo.

Michael fue una persona muy especial cuya vida fue una combinación de extremos. Disfrutaba con las cosas normales y sencillas, pero también se ganó el pertenecer a un muy exclusivo club. Su talento, atemperado a base de disciplina a lo largo de su vida, alcanzó a los corazones de innumerables admiradores y cambió la forma de la música para siempre. Se le negó una infancia; creo que pasó el resto de su vida adulta intentando revivirla. Era un niño grande.”

Mike y Michael Thomas aquella noche que tocaron la guitarra despues de la cena

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