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miércoles, 16 de octubre de 2013

El chófer de MJ en Irlanda cuenta sus experiencias con MJ


El nuevo documental de RTE Radio titulado "Michael Jackson's Irish Driver" revela cómo todo el pueblo de Moate, Co. Westmeath ayudó a ocultar al cantante más famoso del mundo durante seis meses. Jackson escapó hacia los midlands en 2006, donde estuvo el dueño de los Grouse Lodge, Paddy Dunning y su chófer personal, Ray O’Hara.
 

"Me lo dijeron dos días antes y pensé 'no puede ser', no hay nadie más famoso, no voy a poder" dice O'Hara en el documental.
 

"Cuando llegó el primer día no os imagináis lo nervioso que estaba yo. Estaba temblando".
 

"Me acercó la mano y me dijo hola y tras el apretón de manos, él era como tú y como yo".
 

No importaba lo que el Rey del Pop hiciera en el pueblo, sus asuntos se guardaron en secreto por la gente del pueblo.
 

Incluso cuando se reveló que estaba en Moate, los habitantes dieron a los reporteros pistas falsas para mantenerle seguro.
 

Paul Lawless, dueño del Pub Egan dijo: "Lo que hicimos fue abrir antes y Ray aparcó la furgoneta para que pudiera entrar directamente. Le enseñé lo que teníamos y se tomó un vaso de vino. Nunca le pedí un autógrafo. Era como cualquiera de nosotros. La gente no le molestaba ni perseguía al artista. Le dejaban su própio espacio, no es lo normal".
 

Aunque Jackson llegó tras su acusación de abusos, Paddy Dunning dijo que no tenía problema con que se quedara con su familia: "Vino en un bus con su familia, los niños y la niñera. Sus hijos jugaban con los míos durante horas. Eramos familias felices. Había recibido amenazas de muerte pero creo que encontró recogimiento y confort, vivían como una familia normal. Conocía toda esa historia de pederastia pero no creo que fuera uno de esos depredadores. No le habría dejado entrar en mi casa si hubiera tenido alguna duda sobre el caso. Cuando le conocí me llevé la impresión de que le habían convertido en un monstruo, esa es mi opinión".
 

Jackson también fue a un centro infantil llamado Jumping Jacks en Tullamore, Co Offaly. La gente de allí no se creía que fuera la estrella del pop: "Me sorprendió un poco pensar que podría venir aquí, estuvimos encantados de tenerle, por supuesto" dijo la dueña Brenda Carroll.
 

"La primera noche que vino, cerramos para que lo tuvieran para ellos sólos, pero cuando vinieron a jugar a los bolos había otra gente aquí. Le dejaron jugar y nadie se puso a mirarle, le dejaron ser él mismo"
 

Los zapatos que utilizó tienen un lugar de honor en el centro.
 

"Los llevamos directamente a la oficinia y los metimos en una urna de cristal. Desde entonces han estado ahí".