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sábado, 19 de febrero de 2011

Hugo Burnand: Casi le parten su mandarina por decirle "Salchicha" a Paris Jackson

Michael y su pequeña Paris

Aprovechando que se rumorea que el Principe William y Kate Middleton han elegido al fotógrafo Hugo Burnand para sus fotos de boda, aprovecho la anécdota que le ocurrió con MJ y sus hijos.

La gente de Michael Jackson llamó a mi gente en Londres y preguntó si estaba disponible para fotografiarle. En aquella época acababa de fotografiar la boda del Principe Carlos y Camilla Parker-Bowles y esta fue uno de mis premios, conseguir encargos que antes habían estado fuera de mi alcance.

El personal de Jackson quería que acudiera al Dorchester Hotel, en Park Lane, y me querían ya - él acababa de aterrizar en Heathrow, y la sesión debía ser esa tarde, dijeron.Unas horas después estaba en el Dorchester, con mis sueño de hacer un retrato instrospectivo, bello y personal, pero los planes cambiaron.

Jackson había decidido que sus hijos debían ver su estatua d ecera en el Madame Tussauds, y que esa sería "la foto". El Museo Madame Tussauds había sido cerrado al público, y nos vimos en pleno Marylebone, esperando a que llegara el Rey del Pop con sus hijos.

Paris Jackson

En este último momento, gente con pinta de importante comenzó a decirme lo que podía y lo que no podía hacer: los niños no podían ser fotografiados, y no podía hablar con ellos. De hecho, ¿puede que no me dejaran siquiera estar en la misma sala que los niños? O quizá podía estar en la misma sala sin mirarles. Dije que sí con la cabeza.


Hugo Burnand, el fotografo que casi se parten su mandarina en gajos

Él entró, tranquilo, tímido, con gafas de sol, pero inconfundiblemente era Michael Jackson.

Cada uno de los niños llevaba lo que parecía una bolsa en la cabeza (...).

Le coloqué en posición usando la mínima conversación posible y entre foto y foto, me ganó instantáneamente con sus maneras educadas, su corrección, sy inconfundible voz y su encanto. Es una persona real, un hombre y un padre, implicado, dulce, preocupado e impactantemente normal - colocado de pie junto a esa extraña figura de cera se magnificaba todo lo que le hacía el verdadero Michael Jackson.

Una vez acabada la sesión, con un suspiro bajé la cámara

- "¡Ay!"

¿De donde ha salido ese lamento? Miré hacia abajo y vi a una mini persona, con la cabeza cubierta frotándose la frente.

Oh Dios mio - acababa de golpear la cabeza de Paris Jackson con mi cámara.

"Huy! - lo siento salchicha, ¿estás bien?" Vi una expresión bajo la tela.

"Estoy bien, pero me has golpeado con tu cámara."

"Lo siento mucho. ¿Estás bien, salchicha?"

Un enorme guardia de seguridad con la cabeza afeitada, ojos frios y un cable colgando de su oreja me cogió fuertemente del brazo diciendo "¿Qué le has dicho?"

Le respondí: "¿Qué?

Me repite: "¿Qué le has dicho?"

"Le he dicho 'Lo siento, estás bien salchicha?'"

"La has llamado SALCHICHA?"

"Hmmm.... si?"

Sujetó su auricular junto a la oreja y dijo en el micro oculto en la manga:"Si, la ha llamado 'salchicha' - Repito, la ha llamado 'salchicha'."

De repente se presentan tres de aquellos tipos y me rodean, presionando sus intercomunicadores en sus orejas, susurrando a sus mangas. Yo estaba exasperado."Jo, yo tengo cuatro hijos. Es una palabra cariñosa. A todos ellos les he llamado salchicha en algun momento".

Entonces, se disolvieron entre las sombras y desaparecieron tan rápido como habían aparecido. Me moví hacia adelante y me uní a la famlia. Jackson me sonrió y, de nuevo, me ganó. Estaba contento con la foto, estaba contento de que la niña estuviera bien, y estaba contento porque Jackson me sonrió. Le envié un mensaje de texto a mi mujer: "¿Adivinas quién es mi nuevo mejor amigo?"

Una multitud se había agolpado en las puertas de Madame Tussauds, y Jackson preguntó que cuándo estaría preparada la multitud. Me preguntaba para qué debía estar preparada. Se pidió a un chófer que se acercara a la puerta tanto como le permitiera la acera. Entre el edificio y el coche la gente gritaba, cantaba, aullaba el nombre de "Michael", y él, dentro, esperaba para que todo estuviera bien para que los niños pudieran salir uno por uno.

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