Cuanto más le conocía, más me daba cuenta de que aunque Michael Jackson es un artista brillante y un hombre de negocios brillante, es completamente cierto lo que la gente dice de él: perdió su niñez y nunca ha podido superarlo. A pesar de su perspicacia en el negocio, hay una especie de vulnerabilidad en él, que casi te hace querer abrazarle y decirle que se cuide mucho – y no soy un hombre sentimental. Michael adora los juguetes y las jugueterías – dondequiera que fuésemos, por toda Europa, si veía un Toys R Us en cualquier ciudad, sabíamos tarde o temprano acabaríamos allí.
Mientras estábamos en Londres, Michael hizo una visita a Hamleys, la famosa tienda de juguetes en Regent Street, así como a la tienda Disney de la misma calle. Cada una de las tienda echó el cierre de los escaparates para que Michael pudiera comprar en privado. Se gastó miles de libras en juguetes; a él, particularmente le encanta los juegos de magia y también compró varios coches con control remoto con los que estuvo jugando por las salas del Dorchester. Cuando salió de las tiendas todo su vehículo y el maletero del coche iban llenos de juguetes – excepto algunos especiales que se llevó él, todos acabaron en hospitales infantiles, como hizo en cada ciudad que visitó.
Allá donde se alojase Michael, se instalaban pinballs y consolas en la suite antes de su llegada. En una ocasión vio una noria que le gustó en una ciudad de Alemania y la compró para que la enviaran a Neverland en California. Junto a él iba un amigo durante la gira, y viendo esa amistad de primera mano, puedo asegurar el hecho de que jamás en ningún momento vi el más mínimo signo de que ocurriera algo imprópio.
Todo el mundo sabía que el amigo de Michael estaba con él y lo aceptaba incuestionablemente. Nuestra única reserva era el echo de que Michael se estaba exponiendo a sí mismo a las insinuaciones y de hecho, eso es exactamente lo que ocurrió al año siguiente cuando le acusaron de tener relaciones impropias con jóvenes. Normalmente se olvida que nadie tuvo pruebas que sostuvieran esas acusaciones.
Habiéndole conocido, no me creí esas acusaciones y no me creo las de ahora. Para empezar, Michael es un hombre tan genuinamente bueno que simplemente no le creo culpable de las acciones de las que se le ha acusado. Segundo, cuando estaba trabajando para él en el ‘Dangerous tour', su actitud hacia su amigo me impactó porque actuaba simplemente como un hermano mayor. Puede ser un genio de la música, pero Michael Jackson a veces tiene la mentalidad de un niño y por eso le gusta jugar con niños. El hecho de que ahora tenga a dos hijos própios – Prince Michael Jackson Jr. y Paris Michael Katherine Jackson – debe ser lo más grande del mundo para él, porque ahora puede compartir su amor por los juegos de niños con su propia familia.
A pesar de su enorme amabilidad y personalidad gentil, todo el que está alrededor de Michael le teme por ser quién es. Michael lo sabe, pero no sabe como evitarlo. Los problemas se le hacían llegar siempre vía Bill Bray, su jefe de seguridad, que lleva treinta años con él, porque la gente simplemente no tiene valor para decirle a Michael que algo no ha salido según lo planeado. Parece que cuanto más famoso eres, más gente te teme. Puedo entender porque se dice que se está sólo en la cumbre. Bill es una de las pocas personas que no tiene miedo de Michael y le diga lo que le diga de parte de alguien que se esconde de él, Michael siempre le dice desconcertado, ‘¿Pero porqué no viene él a decírmelo personalmente?’ Por alguna razón, a pesar del hecho de emocionarme al verle, yo no tenía miedo. Le trataba con normalidad, que es quizá por lo que le caí tan bien.
Para empezar, él estaba fascinado por mi acento de inglés del este y siempre intentaba imitarlo. ‘Hola colega, ¿cómo estás?' Decía cuando entraba en el coche. ‘Hola Michael, qué tal?’ Le respondía intentando imitar su própia voz, baja y muy suave, lo que él encontraba muy divertido.
‘¡Eh colega!’ decía.
‘¿Si, Michael?’
‘Hablame del lenguaje callejero del este de inglaterra.’
Y lo hacía. Michael estaba terriblemente interesado en el por alguna razón, así que me pidió que empezara a enseñarle.
‘¿Cómo decís "escalera" en las calles del este?’ preguntaba.
‘Manzanas y Pares.’
‘¿Cómo decís "traje" en lenguaje callejero?’ preguntaba.
“Silbato y Flauta.’
‘¿Cuál es la palabra callejera para 'dinero'?’
‘Petardos y Puré.’
‘¡Eh colega! ¡Es salvaje!’
Y eso podía durar horas. Al final compré un libro a Michael sobre el tema y le encantó. ‘Es genial Keith, muchísimas gracias,’ dijo cuando lo cogió. Se sentaba en el coche leyéndolo durante horas, cuando le gustaba algo particularmente sonaba su risita. Un día, se volvió hacia mi y me anunció: ‘Estoy sentado en un La-Di-Dah!’
‘¿Puedes repetirlo, Michael?’
‘La-Di-Dah,’ pronunció triunfal, antes de revelarme ‘¡Quiere decir "coche"!’
Michael estaba muy interesado en las ciudades que visitamos. Cuando estábamos en ellas solía quedarse en su habitación porque no podía salir a ninguna parte sin verse envuelto en una avalancha de gente, pero cuando llegábamos a un lugar por primera vez o conducíamos alrededor de camino al concierto, se le veía muy intrigado por esos países, que son tan distintos del suyo. Por alguna razón, se quedó particularmente enganchado por Copenague. ‘¿Te gustaría vivir aquí, Keith?’ me preguntó.
‘No lo se, Michael, no me veo.’
Se quedó pensativo un momento. Luego anunció: “Quiero ir al Tivoli Park.’
Y entonces, después de uno de sus conciertos, organizamos una visita al Tivoli Park, el parque de atracciones más famoso de Copenhagen, en su último día de estancia. La visita tenía que ser el domingo y los arreglos se hicieron en voz baja porque no quería atraer a las usuales hordas que suelen rodear sus entradas y pasar allí toda la tarde. Michael está extremadamente interesado con todo el asunto.
Su interés se convirtió en shock y luego en decepción cuando llegó allí, ya que la puerta por la que la puerta lateral por donde iba a meterse se abrió para revelar a un montón de fotógrafos, animadora y una banda de música. Su primera idea fue dar la vuelta y nos tomó un cuarto de hora para persuadirle de que entrase a pesar de todo, pero una vez allí dentro, empezó a divertirse. Yo le llevaba en coche de una atracción a otra, no podía caminar porque la gente haría un tumulto, sus reacciones eran como las de un niño divirtiéndose. ‘¡Guau! ¡esta es fantástica!’ decía cuando volvía al coche. ‘¡Me encanta!’ Se divirtió tanto en la atracción en la que te vas en una cesta y te dan vueltas que insistió en montar dos veces y me pidió que subiera con él.
‘No puedo Michael, tengo que vigila el coche,’ le dije.
‘Venga Keith, ¡no eres divertido!’
Como siempre, no había dado tiempo a volar la noticia de que Michael Jackson estaba en el parque cuando grandes grupos de gente comenzaron a congregarse. Michael contento, decidió tras una hora que nos teníamos que ir en lugar de pasar toda la tarde como habíamos planeado, así que en lugar de seguir allí conseguimos que un conductor local nos llevara a las tiendas de recuerdos militares de la ciudad. A Michael le encantan. Estuvo un par de horas en una de ellas, comprando más de esos brillantes uniformes que gusta tanto de llevar.
Durante la gira era el cumpleaños de Michael e hicimos una fiesta para él en los jardines de su hotel en Frankfurt. Hicimos una barbacoa y la gente se puso cómoda en la tarde soleada mientras le cantabamos 'Cumpleaños felíz'. Michael no estuvo en la barbacoa, porque cada vez que aparece en público, es perseguido por los fans, pero alguien le subió una tarta de cumpleaños a su habitación. 'Es un gesto realmente bonito' dijo Michael, y salió al balcón y compartió la tarta con sus fans.
Por entonces estabamos de vuelta en Alemania, en Hamburgo, y Michael y yo estábamos mejor que núnca. En ese momento yo, como el resto del equipo, tenía mi própio mini club de fans compuesto por tres chicas: una italiana, Claudia, una alemana, Greta y una española, Ana. En Hamburgo, a veces, alquilabamos durante una hora una barca para estar juntos, eso cuando no tenía que estar presente en el hotel.
De vuelta en el hotel, yo seguía tomandome libertades a las que otros simplemente no tenían el valor para arriesgarse. Un día fui a nadar pero había dos hombres de la seguridad de Michael guardando la puerta de la piscina. Me di cuenta de que Michael estaba allí y me di la vuelta, pero uno de los hombres me hizo un gesto con la mano, 'No pasa nada. Él te conoce'.
Entré. El amigo de Michael y su familia estaban nadando en la piscina, mientras Michael daba paseos por el borde de la alberca escuchando musica con un par de audifonos puestos. Me hizo un gesto con la mano reconociendo mi presencia, tras lo cual, en su siguiente vuelta a la piscina, hice como que le iba a empujar. Al principio Michael se quedó un poco impactado, pero tras un momento le hizo muchísima gracia. Continuó su camino, pero no me quitaba ojo de encima y me hacía ademanes de empujarme. Creo que he sido la primera persona en comportarme así con Michael Jackson en muchos años.
Debo admitirlo, también gasté algunas bromas. Michael tenía cuatro habitaciones consecutivas en la primera planta del hotel y yo tenía una quinta no consecutiva. Los fans siempre descubren en qué suite está Michael y suelen esperarle fuera, esperando que se asome. Ocasionalmente Michael suele apartar las cortinas y mirar, lo que se convierte en un repentino rugir de reconocimiento por parte de la gente. Asi que compré un par de guantes blancos, alto típico de Michael y de vez en cuando movía mis cortinas, quedándome lejos de la ventana para que sólo se me vieran las manos. Los fans no sabían que esa última habitación no era de Michael, así que yo también tuve mi propio rugido de reconocimiento, aunque este fuera dedicado a otra persona.
CONTINUARA...
CONTINUARA...
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