Sea la única española que ha visto de cerca y que ha tratado a Michael Jackson. Nati Cañada, pintora aragonesa afincada en Madrid, está acostumbrada a retratar a celebridades internacionales de toda índole, desde la Familia Real española a Charlton Heston, Toni Curtis o Gabriel García Márquez. Ahora cuenta a YO DONA cómo fue su encuentro con el cantante fallecido.
Una noche, mientras cenaba en Los Ángeles con Steven Hoefflin, un reputado cirujano estético que ha atendido a personajes españolas tan conocidos como Isabel Preysler, éste le dijo: "¿Qué te parecería que posara para ti Michael Jackson?".
Y Nati dijo que sí, naturalmente. Porque sabía que el artista buscaba desde hacía tiempo alguien que captara también su interior. Y esta pintora lo consigue con su estilo mágico y realista. Y, además, pinta a sus modelos vestidos de blanco, "el color que tendría el espíritu de una persona, si el alma tuviera color", dice.
Michael Jackson con la pintora Nati Cañada
"Michael había visto un retrato que yo lo había hecho al doctor Hoefflin, que era su amigo, aunque no su cirujano, y parece que le gustó mucho. "Que busquen a esta pintora, quiero conocerla", le dijo al médico.
Antes de encontrarse con Jackson, Nati asistió a un concierto del músico en el Vicente Calderón. "Yo nunca voy a esas cosas pero quería saber lo que me transmitía antes de pintarle. Y me encontré con un montaje de luces, cuero negro, láser..., mucha agresividad. Pero cuando después vino a posar a casa de Hoefflin, recién llegado de París a las siete de la mañana, resultó una persona educadísima, discreta, que hablaba poco, nada que ver con el protagonista de aquel escenario en el Calderón.
Llevaba gafas y gabardina negra, pero se cambió y se puso la camisa blanca que yo le había pedido. Y entonces apareció un ser totalmente frágil y desvalido, que trasmitía su infelicidad. Ése era el Jackson que yo conocí. Me invitó a visitar Nerveland, pero el día que yo podía él no estaba en Los Ángeles. Fui sola, su gente me recibió exquisitamente y recorrí asombrada aquellas habitaciones repletas de peluches y juguetes para los niños que lo visitaban. Era un ser especial".
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