Michael Jackson My Obsession Blogspot

martes, 31 de mayo de 2011

Un nuevo ejemplo de compasión y comprensión por parte de Michael.

Y nuevamente sigo aqui publicando más anecdotas en recuerdo de Michael...Esta nueva trata de la experiencia de uno de los guardaespaldas de Michael durante la gira victory...


Tribune Chronicle/ TribToday.com

3 de Julio 2009

Estimado Editor:

Durante dos décadas trabajé en varios sectores de la industria del espectáculo. Lo que comenzó como un trabajo a tiempo parcial como guardaespaldas acabó en una vida llena de recuerdos de tantos artistas de primera fila; estrellas como The Rolling Stones, The Who, Bob Seger y Elton John, y muchos más que no recuerdo ahora.

Yo era un veterano del Vietnan que volvía al trabajo intentando retomar los estudios, y cada noche trabajaba como guardaespaldas para las estrellas más grandes del mundo. Éramos los tipos grandes con camisas amarillas brillantes que nos colocábamos delante de los escenarios en todos los conciertos que se celebraban en Cleveland y ciudades de los alrededores.

Eran los años 80, y la gira de los Jackson empezaba ese verano en el Estadio de Cleveland. No imaginaba que este hecho se quedaría fijo y permanecería en lo más profundo de mi memoria, sólo para sumergirme en un río de lágrimas mientras el mundo lamenta la pérdida de un icono. La gira de los Jackson tenía prevista su parada en el viejo estadio de Cleveland. El lunes por la mañana comenzaron a llegar todos los camiones del equipo para preparar el show del fin de semana.

Algunos de los de mi equipo comenzaron sus tareas por el estadio. Nuestra tarea consistía en trabajar contra reloj pendientes de todo tipo que se acercara a los alrededores del estadio. Para el resto de los miembros del equipo, como los montadores, iluminación, sonido, etc, Michael Jackson personalmente dejó claro que quería que todos esos hombres y mujeres tuvieran un menú equilibrado cocinado a diario y tres veces al día, además de una comida ligera al final de sus turnos por la noche –y sin faltar un solo día.

Mientras que para el personal de seguridad, se nos tenía prohibida la entrada al comedor por órdenes estrictas del promotor local. Cada mañana, teníamos acceso a una taza de café pasado y a una pizca de sal para soportar el sabor áspero y amargo. Esto fue así hasta que una de los manager personales de los Jacksons me preguntó por qué no estaba tomando el desayuno con el resto del equipo. Cuando le dije que obedecía órdenes, ella me dijo, “estaré de vuelta en un momento, por favor, no se mueva de aquí.”

Poco después, volvió y me informó de que me reuniera con todos mis hombres de seguridad y, empezando esa misma mañana, nos sentáramos para disfrutar de las tres comidas y el aperitivo del final de la noche como el resto de los trabajadores del equipo. Cuando fue preguntaba por nuestros superiores, la manager personal de Michael declaró, “Esta orden viene directamente de arriba, de Michael mismo. Le llamé esta mañana y le conté sobre este evidente acto de discriminación y se puso furioso. Entonces me dijo que me asegurara de que esos hombres estuvieran alimentados y bien alimentados además, o cancelaría el espectáculo.”

La música y el estilo de este hombre las he pasado por alto durante estos años. Sin embargo, su amabilidad y su gesto humanitario permanecen grabados en mi memoria. Él fue una estrella brillante, la más brillante que ha pasado por mi vida. Él era una super-nova ardiente mucho más brillante que la mayoría de los seres humanos y aún tenía tiempo para cuidar de seis jóvenes guardias de seguridad y asegurarse de que incluso el más insignificante de sus empleados fuera considerado de la misma manera que el más próximo de sus managers.

Por ese simple acto de compasión y compresión, Michael Jackson tiene un lugar especial en mi corazón y ahora en mi memoria.

Rick Steele, Braceville

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