Anecdota #5.- Praga 1996 - Mi Historia Por Olaf Haensch, Alemania
Toda la gente que había reunida en la entrada del hotel, esperándole a ÉL, empezó a olvidarse de su entorno. Imperturbables, se centraron en las puertas centrales, aumentando su nerviosismo a cada minuto. Todo el mundo se concentraba ahora en sí mismo, todos los demás se convertían en competidores.
Si no sabías qué es lo que estaban esperando, podrías haber imaginado que estarían tratando de conseguir algo que comer después de tres semanas de ayuno. La escena tenía algo de animalístico en sí misma, algo amenazante, instintivo. A través de las puertas de cristal podíamos ver a la gente afuera, bajo la lluvia, estaban llenos de alegría en ese momento, gritando, saludando y luchado por mantener su espacio. La razón no se veía, pero nosotros lo sabíamos. ÉL acababa de volver y en pocos segundos el tumulto estallaría justo donde estábamos nosotros, en la bien protegida entrada.
El día anterior, mi amigo y yo habíamos llegado a la capital checa. Ninguno de los dos habíamos asistido nunca a un concierto. Y ahora habíamos escogido especialmente el mayor de todos: El estreno mundial del Michael Jackson HIStory Tour. Junto al hecho en nuestras mentes de que habíamos visto fotografías en reportajes de televisión sobre sus giras anteriores, estos recuerdos de gritos, pánico y fans desmayados y exhaustos, fuimos a Praga llenos de expectación y nerviosismo. Afortunadamente, encontramos pronto alojamiento. Mucho antes de llegar a la ciudad, posters enormes nos dieron la bienvenida poniéndonos de muy buen humor. De modo que era cierto, él está aquí, tenemos entradas, ¡le vamos a ver! Hasta entonces, era algo irreal e inimaginable. Sólo le conocíamos por televisión, donde siempre era presentado como sobrenatural, inalcanzable y casi como un alien. ¿Cómo podía ser que de repente estuviera en la misma ciudad? ¿Sólo necesitábamos ir y ya está?
Rápidamente dejamos nuestro equipaje en el hotel y nos fuimos al centro. Como no sabíamos exactamente donde estaba el Letna Park, el lugar del concierto, primero nos dirigimos hasta el hotel Intercontinental, donde ya se habían reunido cientos de fans. Tuvimos que tomar aliento, ¡esto era algo que no habíamos visto antes!
Rápidamente nos metimos entre el barullo. No tuvimos que esperar mucho. Pocos momentos después, el mismo Michael Jackson salió del hotel. Se paró brevemente, saludó… ¡y vino directamente hacia nosotros! A tan solo un metro de la valla justo en frente de nosotros se paró con su chaqueta roja y firmó unos pocos autógrafos. ¡Increíble! Te sientas en tu coche por la mañana para conducir varias horas, después te torturas por la capital checa buscando alojamiento y, dos horas más tarde, la persona más famosa de la tierra está enfrente de ti. Todavía me encanta recordar este momento, su increíble presencia y el hecho de que me parecía muy pequeño.
¿Qué podía ir mal ahora? Acabábamos de llegar y ya lo habíamos conseguido todo. Verle en persona solo una vez, para convencernos de que era todo real, apaciguar nuestra pasión compartida. Michael había dejado el hotel para ensayar. Ahora podíamos buscar tranquilamente el estadio después de haber comido algo en el restaurante de la esquina. Encontrar el estadio fue simple, el sonido estaba bastante alto. Los típicos sonidos del bajo sonaban fuertemente por toda la ciudad. A nuestro modo, adivinábamos las canciones: Scream, Off The Wall, Billie Jean… después de todo, no sabíamos nada sobre qué pasaría al día siguiente. Nada, absolutamente nada se sabía sobre el concierto. No había internet, que ya te cuenta cada detalle días o semanas antes. Como los niños, difícilmente podíamos soportar ya más la tensión y así se sobrellevaba bien. Tan bueno como es internet hoy día, y a veces lo maldigo. Roba a la gente el no saber, el encanto de la novedad, la emoción.
Así, junto a otros fans estuvimos tras grandes paneles negros escuchando los ensayos, que se alargaron hasta la noche. A la mañana siguiente estábamos de vuelta en el mismo lugar, y aquí conocimos a Ulrike de Renania. Estaba allí sola, se alojaba en el mismo hotel que Michael y nos invitó a reunirnos allí con ella. No podíamos creernos nuestra suerte de que de repente estuviéramos al otro lado de las barricadas. Afuera, los fans estaban bajo la lluvia y nosotros estábamos sentados confortablemente en la recepción con un zumo de naranja y esperándole a él. Caras familiares del equipo de Michael pasaban delante de nosotros. Bob Jones estaba charlando en el bar, algunos músicos estaban sentados a poca distancia.
Michael estaba en alguna parte de la ciudad y nosotros estábamos esperándole. Le habíamos visto de cerca, habíamos estado en los ensayos y por supuesto, finalmente tuve la idea de intentar conseguir un autógrafo. Precavidamente, había llevado conmigo una tarjeta con la foto de Michael, había encontrado rotulador grueso en nuestro hotel y ahora estaba en medio del tumulto en el pasillo, en un lugar, en mi opinión, estratégicamente bueno. Había elegido una esquina por la que Michael tenía que pasar inevitablemente a su paso hacia el ascensor, así que esperaba tenerle lo suficientemente cerca.
Entonces todo comenzó a ir deprisa, mucho más deprisa de lo que yo quería. Las puertas se abrieron y un grupo de guardaespaldas entraron. Michael tenía que estar en algún lugar en medio de ellos. Al final pude verle como si quisiera firmar autógrafos. No tenía bolígrafo todavía ¡pero yo sí tenía uno! Y efectivamente, sí, lo había visto y venía directamente hacia mí. Ya pensaba que lo había logrado, pero, ¿qué fue eso? ¡Una mano agarró mi tarjeta y mi bolígrafo! ¡pero no pertenecía a Michael! Uno de los guardaespaldas se dio cuenta de su petición y le dio el bolígrafo. Michael, sin embargo, no hizo nada de lo que yo esperaba, se volvió unos metros más atrás y firmó algunos albums, libros y mapas, después volvió más cerca de mí –me pasó- directo hacia el ascensor.
Qué impertinencia, pensé, haber perdido totalmente mi tarjeta y mi bolígrafo delante de mis ojos. Así que aquí estaba yo a empujones entre la masa detrás de 6 u 8 guardaespaldas y rogando que me devolvieran mi tarjeta. El ascensor se abrió y ya vi desaparecer a Michael con mis cosas. Pero en el último momento, sucedió lo inesperado. Vi una mano acercarse a mí con mi tarjeta, ¡firmada! De quién fueran las manos, jamás lo sabré. Pero Michael no se había olvidado de mí y ahora había recibido, de hecho, algo de él personalmente, un garabato ininteligible en mi tarjeta, el cual, con un poco de imaginación podía identificarse como “Michael Jackson”.
La tarjeta desapareció inmediatamente en mi chaqueta, porque los fans a mi alrededor estaban fuera de control y tenía que estar preparado para cualquier cosa. Se quedó con mi bolígrafo, por supuesto…Esas fueron mis primeras reales y más intensas experiencias durante mi tiempo como fan. Nunca deberían haber terminado. Pero nunca aspiré a más. Él me ha dado todo lo que podía darme. Así que estaba y estoy satisfecho. Nunca he podido entender la manera temeraria en que algunos fans han acosado al ser humano Michael Jackson, solo por estar cerca o coger algo de él. Junto con otros amigos viví la experiencia de 7 conciertos. Las hermosas vivencias en Praga y en otros conciertos que nunca olvidaré.
En 2002, Michael vino a Alemania de nuevo. Disfruté su estancia principalmente detrás de la escena, y estaba profundamente asombrado por el egoísmo de los hombres. Presencié cómo un cámara caprichoso y descontento maldecía por no conseguir el “material” que quería. Incluso había organizado una fiesta para los fans para filmar a la estrella junto a los fans. Vi a los egoístas fans rogando para que Michael visitara la fiesta, aunque la discoteca elegida no reunía las medidas de seguridad apropiadas y los mismos organizadores parecían desorganizados y excesivamente nerviosos. En principio, no había nadie allí para vender entradas y las entradas por sorteo fueron vendidas aunque no había precios. No existía programa del acto. La fiesta fue un fiasco, y nadie se preocupaba de la seguridad de Michael. Nuestro grupo finalmente llamó al manager de Michael, que casi estaba ya de camino al nightclub con Michael, para prevenirle y cancelar la visita.
Esta decisión no era fácil para nosotros, pero la persona era más importante que la personalidad. Después de todas estas experiencias, decidí retirarme casi por completo de la escena como fan, aunque había sido uno de los más activos tras la escena durante años. No podía soportar a los fans y a la gente del negocio que arriesgaban con todas las consecuencias solo para conseguir su pedazo del pastel. Hoy día todavía disfruto escuchando la inigualable música y compartiéndola con amigos.
Su muerte me golpeó más fuerte de lo que había esperado. Alguna vez habíamos pensado en ello, cómo sería después. Por supuesto es diferente. Incluso ahora sigue siendo duro entender muchas reacciones y opiniones. La muerte de Michael Jackson se convirtió en un acontecimiento mundial. Gente que se había burlado de él anteriormente de repente son ahora sus seguidores. La gente sigue una tendencia, en nuestro paradójico mundo ahora “se lleva” comprar y escuchar la música de Michael Jackson. Todo el mundo se apunta a ello, publica una biografía, organiza un concierto en su memoria, va a la televisión –antes de que se seque la fuente del dinero.
Yo saco el álbum “Dangerous” de la estantería, me sumerjo en los recuerdos, en la maravillosa música. Las noticias se desvanecen mientras la música inunda la habitación y a mí mismo. Las imágenes en mi mente son las últimas de Michael cuando estaba ensayando para “This is it”. Está inspirado, lleno de alegría y expectativas, riendo. Me siento bien.
CONTINUARÁ...
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