Marlon, Michael, Jackie, Randy y Tito con el entonces alcalde de Kalamazoo City, Robert Bobb en 1979. Michael se pone su famoso guante blanco. Tito le va a dar la mano al hijo de Bobb.
Pensaba que tenía una noticia y un titular: "Michael Jackson incapaz de actuar, cancela su concierto"
Caminando por la recepción del Ramada Inn de South Westnedge Avenue en otoño de 1979, Michael Jackson escucha al asistente de vestuario de The Jacksons. Sobre su cabeza, una pequeña gorra de soldado de la Guerra Civil. Alrededor de su cuello, dos finas toallas. Su apretón de manos fue el más débil que he sentido jamás, como si hubiera agarrado el final de una rama de sauce. Lo único que pudo mascullar fue un susurro. Fue tan débil que tuve que pedirle que me lo repitiera.
Dijo que él y sus hermanos sólo harían una entrevista como grupo. Y, en ese momento, todavía no habia llegado el resto de hermanos a la ciudad.
Pensé que era buena idea porque él parecía enfermo y como si tuviera laringitis. Luego me enteré de que acceder a hacer una entrevista como grupo era argucia que usaban los artistas para dejar a los medios de lado sin que se notara. El grupo no se reune por completo hasta que llegan al escenario, y entonces, por supuesto, ya era demasiado tarde.
En el Ramada, horas antes, se habían reunido unas 10 personas en la segunda planta, en la puerta del manager de la gira de los Jacksons. Todos querían tener alguna consideración especial, conocer al grupo, conseguir autógrafos, decir que eran amigos de los artistas, que eran de Gary, Indiana...
El entonces fotógrafo del Gazette, Phil Mitchell y yo estabamos allí para pedir pases de backstage. La gente del pasillo nos miró mal cuando el manager nos abrió la puerta y nos dejó entrar. Tuvimos peores miradas cuando salimos y el manager puso a la misma altura del nivel de entusiasmo de los fans, un nivel de grosería que es un clásico en el mundo del espectáculo, algo que no se esperaban.
A media mañana, encontramos a Marlon y Jackie Jackson comiendo en un salón cerrado del hotel. Con un plato en cada mano, un guardaespaldas nos pidió que nos largaramos diciendo, "¡No mientras comen! ¡No mientras están comiendo!"
Le estaba llevando la comida a cada uno. Tenían todo el salón para ellos, así como toda una planta del hotel, creo que era la tercera.
Encontramos a Randy Jackson, el más joven del grupo, por entonces tenía 19 años, por el pasillo de ese piso con la mujer más bella que he visto en mi vida. Vestía unas botas altas de tacón sobre unos vaqueros ajustados y un top.
Esperando a la entrevista que nunca llegó, fui encontrándome con varios de mis colegas fotógrafos. En el bar del hotel había algunos clientes que habían oído que los Jacksons se alojaban allí. Pensaron que éramos nosotros. Una chica se acercó y nos dijo que eran clientes habituales del bar y que "Por aquí no vienen muchos negros, así que, supongo que sois vosotros".
Mientras su grupo de amigos nos miraba con esperanza desde el otro lado de la sala, la chica nos pidió que tocáramos alguna canción en el piano.
Le dije que no éramos los Jacksons y volvió con su gente. Varios minutos más tarde, y aparentemente después de tomarse otra copa, volvió e insistió en que éramos los Jacksons. A pesar de mi negativa, volvió a pedirnos una canción.
Tras unos minutos, se me ocurrió confiarle que si, que eran ellos y que yo era el manager del grupo y que estabamos discutiendo sobre el concierto de aquella noche y necesitábamos hablar. Ante la sorpresa de mis amigos Phil, su mujer y su hermano Dale (todos ellos iban con pelo afro como los Jacksons), le dije a la chica que los chavales no podían cantar en ese momento, pero que les firmarían autógrafos.
Le dije a Dale que hiciera su nombre bien grande, como una estrella de rock. El grupo de amigos de la mesa vino corriendo para conseguir sus autógrafos y ni se enteraron del comentario.
(Mis disculpas a cualquiera de aquel grupo que deben llevar más de 29 años contando que tiene autógrafos de Marlon y Tito Jackson. Realmente son de Dale y Phil Mitchell.)
Aquella noche en el backstage del Wings Stadium, los Jacksons iban de blanco con lentejuelas espejadas por los brazos y piernas. Michael y sus hermanos brillaban cuando fueron recibidos por el entonces alcalde Robert Bobb y su hijo. Phil hizo fotos; a mi me sacaron del camerino unos segundos después de entrar.
Tras años de preguntarme cómo sería estar con uno de los Jackson 5, algo por lo que cualquiera de mis cuatro hermanas hubiera matado, conseguí hacerme una breve idea. Mientras sus teloneros acabaron de tocar uno de sus éxitos y el grupo fue presentado ante una sala abarrotada de fans gritando, los acompañé mientras salían del camerino hacia una escalera hacia el escenario.
Tito trataba de subir por la escalerilla con la guitarra colgada del cuello. Michael era un torrente de energía. Aparentemente escatimaba su poder muscular de dónde podía, incluyendo de sus apretones de manos, para estar a pleno rendimiento en sus actuaciones. Ciertamente también había ahorrado voz. Ahora era perfecta y potente.
Él y sus hermanos cantaron muchos de sus temas de los Jackson 5. Luego dejaban sitio en el escenario para que Michael desatara algunos éxitos de su recien salido "Off the Wall". Era su debut en solitario. Y en mi opinión, mucho mejor que "Thriller" que vino después.
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Yo no recuerdo lo que me regalaron a los 16 años. Pero mi mujer consiguió que le pusieran una limusina hasta el Olympia Stadium de Detroit cuando cumplió los 16 para que ella y su hermana pudieran conocer a Michael Jackson.
No fue una visita de "has ganado el premio". Mi esposa, Carmina es sobrina de Cal Street, cantante del grupo de Motown "The Velvelettes". Y conocían a todo el mundo.En esa época, Cal estaba casada con Richard Street de los Temptations y vivian en Southfield.
Mi mujer recuerda a Michael en el camerino del Olympia. "Estaba llorando. Estaba muy enfadado porque no conseguía llegar a las notas altas de "Ben". Su voz estaba cambiando y estaba muy furioso".
No le di un lánguido apretón de manos. "Me abrazó. Todos los hermanos nos abrazaron" Mi mujer dice que su tía habló con Michael y consiguió calmarle y hacerle sentir mejor. Tras aquello, se sentaron en primera fila del concierto. Le pregunté a mi mujer que si le había pedido el teléfono a Michael. Me dijo "No, claro que no". Yo creo que le gustaba más Marlon, pero me da miedo preguntarselo.